Hace cinco décadas, Chile experimentó un traumático cambio en su historia con el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, que derrocó al gobierno democráticamente elegido de Salvador Allende y llevó al poder a la junta militar encabezada por Augusto Pinochet. Este evento marcó el comienzo de una dictadura que tuvo un impacto devastador en la sociedad chilena, dejando cicatrices que aún perduran.
El régimen que siguió al Golpe de Estado fue caracterizado por la violencia y la intolerancia, donde las víctimas eran mujeres embarazadas, niños e incluso lactantes. A pesar del tiempo transcurrido, algunas de estas víctimas aún figuran como detenidos desaparecidos, y sus cuerpos no han sido encontrados para brindar consuelo a sus familias.
Un grupo particularmente vulnerable fueron los jóvenes y niños, con edades que iban desde los seis meses hasta la adolescencia. Además, diez mujeres embarazadas perdieron la vida o desaparecieron debido a acciones llevadas a cabo por agentes del Estado durante la dictadura de Pinochet, que duró desde el 11 de septiembre de 1973 hasta el 11 de marzo de 1990.
Los informes oficiales han intentado arrojar luz sobre la magnitud de las atrocidades cometidas durante este período oscuro en la historia de Chile. La Comisión Rettig estimó que hubo al menos 2,279 muertes y/o desapariciones, pero otro grupo de trabajo, la Comisión de Reparación y Justicia, aumentó esta cifra a 3,197 víctimas en el país. Además, se estima que alrededor de 40,280 personas fueron afectadas por asesinatos, desapariciones y torturas.
Sin embargo, no hay unanimidad en cuanto a la cifra final de víctimas del régimen. Lo que es innegable es el impacto duradero que tuvo en la sociedad chilena. El legado de Pinochet se ha visto reflejado en la desigualdad social, la corrupción de las élites políticas, empresariales y militares, así como la falta de acceso a la salud, la educación y la seguridad social.
A pesar de los años transcurridos, varios de los responsables de estos crímenes siguen impunes o han obtenido indultos y beneficios carcelarios. Los "pactos de silencio" establecidos por varios uniformados de la época también han obstaculizado la búsqueda de verdad y justicia.
El Golpe de Estado en Chile y la dictadura que le siguió dejaron una profunda herida en la memoria colectiva del país. A medida que Chile busca cambiar su Constitución y abordar los problemas estructurales que persisten, el recuerdo de las víctimas y la búsqueda de justicia siguen siendo temas cruciales en su proceso de reconciliación y sanación.