Hace una semana, se produjo un derrame de concentrado de zinc en el Puerto de Antofagasta, un incidente que aún no ha revelado por completo sus posibles efectos ambientales. La emergencia ocurrió durante las maniobras de transferencia del material, resultando en la descarga desde un contenedor de volteo antes de llegar a la bodega del buque.
La empresa portuaria Antofagasta Terminal Internacional (ATI) informó que la situación fue controlada rápidamente mediante la activación de protocolos, suspendiendo las operaciones y verificando la salud de los trabajadores, sin causar daños a terceros.
A pesar de esta respuesta, la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA) no pudo fiscalizar el incidente, ya que la industria del transporte de concentrado desde Bolivia carece de resolución ambiental. La SMA se limita a recibir los informes proporcionados por ATI.
Simultáneamente, en Baquedano, se registró un derrame de ácido sulfúrico debido al volcamiento de ocho carros estanques cargados con el compuesto químico. El Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia (FCAB) aseguró que se activaron todos los protocolos de emergencia para proteger la salud de la población, controlando la filtración y monitoreando la calidad del aire, que se mantuvo en niveles seguros para la comunidad.
Tanto la Gobernación Marítima como la fiscalía marítima han iniciado investigaciones para determinar las causas de estos incidentes, mientras se realizan labores de limpieza y control en las zonas afectadas. La falta de resolución ambiental en el transporte de concentrado desde Bolivia destaca la necesidad de revisar y fortalecer los protocolos ambientales en la industria.