La denuncia de una violación en grupo de una mujer de 30 años ha sacudido a Uruguay al punto que su presidente, Luis Lacalle Pou, declaró que la situación es “repugnante y aberrante”.
El caso llegó a la justicia luego de que la víctima, una valiente mujer de 30 años, denunciara que varios individuos abusaron sexualmente de ella en la madrugada del domingo.
La Justicia trata de determinar si hubo cuatro o cinco hombres que participaron en la violación, informaron fuentes familiarizadas con la investigación.
Hasta la noche del martes había cuatro personas citadas por este crimen.
Aunque aún se esperan pruebas científicas para identificar a los responsables, la fiscal de delitos sexuales de Uruguay, Sylvia Lovesio, sostiene que se trata de un caso sin precedentes para este país de 3,5 millones de habitantes.
“En Uruguay sí, es un hecho sin precedentes”, dice Lovesio, quien lidera la investigación, a BBC Mundo.
Pero los hechos también han provocado alertas sobre la forma en que la sociedad uruguaya, considerada vanguardista en ciertos temas, trata los delitos sexuales en pleno siglo XXI.
La queja Según la denuncia, la víctima fue a bailar el fin de semana a un pub del barrio Cordón, cerca del centro de Montevideo, y conoció a un individuo que la invitó a su casa.
Aceptó ir con una amiga y al llegar se retiró junto con el hombre a una habitación donde ambos comenzaron a tener relaciones sexuales consentidas a solas.
De repente, al menos otras tres personas aparecieron en la habitación y, junto con el mismo hombre que había llevado a la mujer allí, comenzaron a abusar de ella.
Su amiga estaba esperando en la calle. Cuando la víctima logró salir en un estado de extrema angustia y le contó lo que le había pasado, interpusieron una denuncia telefónica.
La fiscal Lovesio dice que los informes del médico forense que recibió el martes confirman que la mujer era “obviamente víctima de violación”.
Y señala que la víctima, que ha recibido asistencia de especialistas, “está evidentemente en un terrible shock emocional y psicológico”.
La mañana del domingo, la policía detuvo en el mismo domicilio a tres personas un adolescente y dos inquilinos, quienes fueron citados y quedaron en libertad con prohibición de acercarse a la víctima o salir del país.
“Estas personas no fueron detenidas en flagrancia, que sería la hipótesis por la que podría haber pedido prisión”, explica Lovesio. “Eso hubiera pasado si la policía llegara y los encontrara abusando de la víctima”.
La fiscal espera solicitar la prisión preventiva de los acusados una vez que obtenga pruebas suficientes, incluidos los resultados de las pruebas de ADN que se les practicaron.
Los adultos se negaron a entregar voluntariamente sus muestras de ADN, informaron medios locales, y se espera que el tribunal emita una orden para recolectarlas.
"Cambio cultural"
Uruguay tiene una tradición avanzada en América Latina en materia de derecho y protección social.
A principios del siglo XX, el país aprobó leyes pioneras en temas como el divorcio por voluntad única de la mujer o el sufragio femenino. Y en la última década, se convirtió en uno de los pocos países de la región en despenalizar el aborto voluntario, así como en el primero del mundo en legalizar el mercado de la marihuana.
Sin embargo, la denuncia de violación en grupo ha generado dudas sobre cuánto está haciendo Uruguay para proteger a las víctimas de delitos sexuales y castigar a los violadores.
La Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual, que agrupa a diversas organizaciones de la sociedad civil, llamó este martes a un "cambio cultural" para evitar hechos como el denunciado.
En particular, llamó a “enseñar la perspectiva de género y la violencia de género en el sistema educativo, desde la escuela infantil hasta la universidad”, además de la formación en el sistema de justicia.
“Mientras este tema no sea realmente una #emergencianacional (…) las mujeres seguirán siendo violadas y sin tener una adecuada respuesta institucional”, dice el comunicado.
El presidente Lacalle Pou expresó este martes que la sentencia debe ser ejemplar “por estos actos que no son propios del ser humano y no son propios en este caso del género masculino”.
“Deberíamos estar avergonzados”, agregó; Sin embargo, Lovesio señala que en Uruguay solo hay tres fiscales de delitos sexuales, cada una de las cuales tiene entre 800 y 1.000 investigaciones y un número creciente de denuncias.
Compárese que para delitos económicos el país cuenta con cuatro fiscalías, aunque reciben menos denuncias, y para delitos flagrantes como hurto o hurto existen 16 fiscalías.
“Los delitos sexuales que han crecido tanto (…) deberían tener otra gestión a nivel de políticas públicas, tener más recursos”, sostiene y señala la necesidad de desarrollar políticas de prevención.
“Ahora estamos viendo que quienes cometen estos delitos son jóvenes. Tenemos que intentar frenar esto de alguna manera”, añade.
A su juicio, las penas que contempla el país para los delitos sexuales son “ridículas” y difíciles de alcanzar en su grado máximo por la alta demanda de pruebas. Algunos recuerdan que en 2014 y 2019 hubo dos denuncias distintas por presuntos abusos sexuales grupales en Uruguay, pero concluyeron sin ser declarados culpables. Ahora el fiscal cree que si se siguen los pasos adecuados y se presentan las pruebas necesarias en el juicio, la nueva denuncia de violación en grupo podría terminar con penas de prisión. “Entiendo que si se prueba que así fue”, dice, “obviamente la fiscalía va a pedir la pena más alta, que en mi opinión nunca será suficiente por la legislación que tenemos”.