La historia de Tia-Leigh Streamer, una joven británica de 22 años, ha impactado al mundo tras revelar que padece blefaroespasmo, una rara afección que le impide abrir los ojos de manera voluntaria. Debido a esta condición, debe recurrir a cintas adhesivas o pegamento para mantener los párpados arriba y poder ver.
El inicio del calvario
En 2023, Tia-Leigh despertó sin poder abrir los ojos y, al acudir a un centro médico, los especialistas descartaron conjuntivitis y diagnosticaron blefaroespasmo, un trastorno neurológico que provoca movimientos involuntarios en los músculos que rodean los párpados. En los casos más graves, como el suyo, los espasmos impiden abrir los ojos por completo.
Tratamiento y dificultades diarias
Hasta el momento, no existe una cura para la enfermedad. Los médicos han recurrido a la aplicación de bótox cada ocho semanas, lo que le permite recuperar cierto control sobre sus párpados por un breve período. Sin embargo, cuando el efecto desaparece, tiene que sujetar sus ojos con adhesivos para poder ver.
Tia-Leigh ha expresado su frustración al saber que tendrá que lidiar con esta condición por el resto de su vida. "Cuando uso cinta adhesiva para mantener los ojos abiertos, no puedo parpadear en absoluto, lo que aumenta el riesgo de dañar mi vista", explicó. Además, la exposición a la luz solar o artificial empeora su condición, haciendo que sus párpados se cierren involuntariamente.
Un futuro truncado
Antes de la enfermedad, Tia-Leigh tenía planes de estudiar Contabilidad y comprar una casa, pero su condición ha limitado su independencia. "No puedo trabajar frente a una pantalla, cortar alimentos o siquiera ver lo que estoy haciendo, es como volver a ser una niña", lamentó.
A pesar de los desafíos, mantiene la esperanza de que en el futuro aparezca una cura definitiva que le permita recuperar su calidad de vida.
